Semanas no tan Santas parte 1


El Tabacón y el Volcán Arenal, Costa Rica.
I love volcanos. 
Recuerdo algún vía crucis con estaciones enfloradas y lecturas, y los domingos de ramos, sábados de gloria y de resurección… Alguna que otra misa que corona el final de un día caluroso a media Semana Santa y el miércoles de ceniza, y los viernes de cuaresma que le siguen como procesión que anuncia la venida de esta semana que oscila entre marzo y abril, año tras año llevándose al encuentro los cumpleaños de muchos Aries. ¿Qué hacés cuando tu cumpleaños cae en vacaciones? Es una lesión en la vida social de un niño. Pero, bueno, enfin…

De seguro las vagas imágenes de yo de muy pequeña en una playa como Tela, Honduras, o una que otra vez en Puerto Vallarta son nada más ideas extrañas, que sucedieron en alguna semana santa. Mis papás solo me desplazaban, no teníamos ni voz ni voto de qué hacer o no hacer. El año pasado vi desde la calle de Guadalajara un letrero que decía “Puerto Vallarta”  y me acordé, me sonó, a un par de viajecillos al litoral mexicano. Y lo único que recuerdo de Puerto Vallarta es de caerme y rasparme contra el azulejo del baño de la casa que solía ser de mi abuela y su último esposo, Spero. ¿Sí? Quizás. A Spero le daba por nadar mar adentro con manta rayas y otros animalejos, o por lo menos en la distorsión de mis recuerdos.

También recuerdo que esta vacación, este tiempo libre, concentraba a los miembros de la familia bajo un mismo techo, o en un mismo carro, o en un mismo paseo. Las niñas, la Raquel, mi hermano, mis papás; solo que esta vez era en carretera, viaje largo por tierra de Costa Rica a El Salvador, pasando por aburrimiento, conversaciones sin sentido entre las diferencias de edad que cohabitaban y a veces hasta cohetes. A Bobby ya le habíamos dicho que no estrellara fulminantes dentro del carro y la Raquel le había rogado en vano que no se le acercara mucho, porque llevaba la piel quemada de mucho asolearse. Una vez lo bajamos a media carretera y volvió a subirse al carro sentenciado. Y nosotras, las niñas, pues ¿cuánto tiempo podemos ir quietas en un carro? Teníamos menos de 8 años. Y no fue una vez, fueron varias veces a las que mi mamá accedió de mala gana a irse de viaje en carro por día y medio, cosa que a mi papá le encantaba. Era finalmente pasar por Costa Rica y Nicaragua hasta llegar a cruzar la frontera con Honduras a eso de las 5:30pm, para media hora después conseguir hospedarnos en el Hotel Torola de Playa El Tamarindo, una de las tantas vistas hermosas del oriente del país. Allí ya todo era risas y diversión, una fiesta de piscina, arena, mar, mariscos y hasta actividades varias de esas que disponen los hoteles como una mesa de billar, tomar gaseosa y, luego, descansar para salir temprano y hacernos 3 horas de camino hasta llegar a ver a mis bisabuelos. Esto era válido tanto para Semana Santa, como para el día de la madre, día del padre, vacaciones de agosto, diciembre; ya no sé cuándo íbamos y cuando es que íbamos a otros sitios.

Cuando íbamos a otros sitios, resultaba en algo similar con la variantes de vistas y relieves. Conocí muchas de cerca el Volcán Arenal y sus aguas termales, el Hotel Las Palmas en Punta Uva que me encantó con mi criterio infantil y ahora no sabría decirte más; Playa Manuel Antonio y el Hotel Las Tres Banderas, y su playa a la que llegaban monos que pasaban de colgarse en los árboles a joder a los turistas, y luego esta especie de jungla que atravesaban para ver a las iguanas más grandes que he visto, osos perezosos que me parecen tan feos… Días de mucha, mucha piscina y acostarnos temprano, cansadas, como cualquier niño vacacionista, un estado que cualquier adulto con la buena voluntad y disposición puede alcanzar algún fin de semana.
Telamar, Honduras.
Rodillas pijeadas. 


Patricia Trigueros

Paty Trigueros

105 lbs, Sagitario, 1m56. Paty Stuff son las cosas que llenan mi agenda, las reseñas y anécdotas que lo recuentan. Hablo español, inglés, francés y spanglish. Me exilié en Francia por cuatro años y al regresar caí en copy publicitario, entre otras cosas. Redacto, escribo, traduzco, me río, tomo mucho café, soy una fumadora de medio tiempo y como como señorita pero tomo caballero.

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